---COLORES--- 6.- Amarillo
Fardael se encontró en medio de una multitud de jóvenes dentro de un salón de clases. Parecía que nadie había notado su aparación, o que a nadie le había importado, excepto una muchacha, que lo agarró por el brazo y lo sentó en una butaca al lado de ella. De manera concentrada y algo desesperada, le dijo a Fardael:
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-Soy Shannel, tengo lo que buscas. No te lo puedo dar justo ahora, hay mucha gente, espera a que termine la clase y te lo daré, pero si haces alguna tontería que haga que nos saquen del salón... olvídate.
El profesor no tardó en entrar. Era un hombre alto y feo, que miraba con asco y repulsión a los estudiantes. Todo mundo se calló y el hombre empezó a escribir en el pizarrón. Fardael se dio cuenta de que Chanel le había pasado una libreta y un lápiz. "Perfecto, y yo que estaba de vacaciones..." pensó Fardael mientras empezaba a anotar él también.
Todo parecía ir bien hasta que una muchacha tres filas a la derecha de donde estaba Fardael estornudó.
-Ustedes 9, ¡sálganse!-Dijo el profesor señalando a la muchacha, además de los estudiantes que la rodeaban.
-Pero profesor, ¡sólo fue un estornudo!-Dijo la muchacha que había estornudado.
-¡Suspendida toda la semana!
-Está bien, ¡pero al menos no castigue a los demás!
-¿Ah sí? ¿Me retas? ¡Un mes de suspensión a los 9!
Nadie más replicó y los muchachos suspendidos se salieron del salón. Fardael agradeció que se hubiera tardado en decir "salud". Pero pronto empezó a preocuparse. La nariz le picaba, él también quería estornudar, y aunque no le importara que lo sacaran, sacarían a Shannel por estar a su lado.
-¿Alguien más quiere salirse?-El salón entero negó con la cabeza y permaneció en silencio mientras el profesor continuaba escribiendo en el pizarrón. Una muchacha de hasta delante levantó la mano.
-Sí señorita... usted también está suspendida por un mes por interrumpirme.
-Pero... ¡yo sólo quería decir que se equivocó en ese signo!
-Y aparte, me contradice. ¡Reprobada! ¡Váyase!
La muchacha salió del salón, con lágrimas en los ojos.
Un minuto después, un muchacho tocó a la puerta.
-¿Sí?-Dijo el profesor mientras abría.
-Traigo las copias que me pidió.
-Gracias.-Dijo el profesor agarrando el fardo de hojas, mientras trataba de cerrar otra vez la puerta, con el muchacho afuera. El muchacho la detuvo.
-Pero profe, yo llevo esta clase.
-¡Y estás llegando tarde! ¡Sabes bien que eso es contra las reglas!
-¡Pero fue por un encargo suyo!
-Pues eso te pasa por andar de barbero. Vete ya y agradece que no te suspendo todo el mes y sólo la semana.
Fardael pudo ver la cara del confundido muchacho mientras el profesor cerraba la puerta.
-Pero profesor. Usted dijo que había tolerancia de 10 minutos, y Rodri llegó faltando uno en mi reloj...
-Pero ¡mi reloj es el que importa! ¡Y en mi reloj ya se pasó la hora! ¡Vaya y sálgase a defender a su novio a otro lado jovencita!
La tiranía continuó. El profesor sacó a otro muchacho por rascarse un brazo, a una muchacha por acomodarse la calceta, y a otro más porque se le cayó su lápiz. Fardael trató de estar lo más quieto posible, sujetando bien su lápiz, esperando no cometer un error. Sin embargo, el estornudo era inminente, y ya no podía contenerlo más tiempo. En tres segundos... en dos... uno...
-¡Achu!-Estornudó lo más bajo que pudo Fardael. Aún así, el profesor se hubiera dado cuenta de no ser porque a un muchacho del extremo opuesto del salón le sonó su celular, lo que les dio el pase de salida a esa mitad del salón.
Después de lo que le pareció a Fardael la hora más extenuante de su vida, el profesor empezó a pasar lista.
-Uno...-Dijo el profesor, nadie contestó.-Dos, tres, cuatro...-Dijo rápidamente
-¡Presente en el tres!
-¡Ni modo, ya se pasó tu número, tienes que estar más atenta para la próxima!
Fardael decidió que le haría un favor a alguien diciendo presente por él. "Que de algo valga este suplicio"
-¡26!-Gritó el profesor. Fardael decidió que era el momento:
-¡27!
-¡Presente!-Dijeron coordinados él y Shannel.
"La regué, pero tal vez no se dio cuenta..."
-¡27!-Repitió.
-Presente- dijo temerosa Shannel.
-¡28!
-Presente.-Dijo Fardael, esperando no provocar una nueva confusión.
Cuando terminó de la lista, Fardael pensó que lo peor había pasado, pero el profesor dijo:
-27 y 28, de pie.
Fardael y Shannel se pararon.
-¿Creen que no me di cuenta de que estuvieron platicando durante toda la clase, planeando la estúpida broma de contestar al mismo tiempo?
"¿Qué? ¿Cómo?" Fardael no sabía exactamente cómo iba a librarse de esa.
Una piedra atravesó la ventana en ese momento, quebrándola.
-¿Pero quién demonios se atreve?-El profesor salió corriendo del salón buscando al culpable.
-Por poco.-Dijo Shannel.
Shannel y Fardael esperaron a que los pocos que quedaban en el salón se fueran a sus casas.
-¿Qué clase de escuela es esta?-Preguntó Fardael.
-La más gratis que pude conseguir... una pública. Bueno, me duele separarme de ella, pero en realidad nunca me perteneció. Toma.
Shannel le pasó a Fardael una esfera que hacía que todo alrededor brillara en tonos amarillezcos y no sólo a blanco y negro.
-Sabía que eventualmente la tendría que regresar... es muy bonita. Pero dime, ¿qué harás con ella y quién eres?
-¿Tú no sabes quién soy?
-¿Y por qué lo sabría?
-Sí... tienes razón. Soy Fardael. Un anciano me pidió que juntara ésta y otras esferas similares. Al parecer, tiene algún plan para que todo el mundo vea los colores... Y... todavía me falta uno y apenas tengo más de media hora.
-Entiendo...-Shannel le tendió la mano.-Nos vemos.
Fardael se la apretó.
-¡Auch!-Dijo él.-¿Por qué tan fuerte?
-Lo siento... no quize hacerlo. Debo estar todavía nerviosa o algo.
Fardael abrió el portal que lo dirigiría hacia la última de las esferas.
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