---COLORES--- 1.- El Viejo Anciano

   Hace tiempo, en una época donde todavía no existían los colores, dónde todo lo que se veía estaba en tonalidades de blanco a negro, vivió un muchacho llamado Fardael, de alrededor de 15 años. También vivió en esos tiempos un viejo, al que toda la gente conocía como el viejo anciano.

   Fardael fue un día a visitar al viejo anciano, porque éste lo había mandado llamar. "¿Por qué le dicen el viejo anciano? Ni que pudiera ser el joven anciano... Ah, ¿y por qué me llamó?" Se cuestionaba Fardael por el camino.

   Fardael llegó a la vieja casa y enseguida notó que el viejo anciano no estaba solo, había otras siete ancianas sentadas en los viejos muebles de la vieja sala, pero el viejo anciano parecía ignorarlas, así que lo mismo hizo Fardael. El viejo anciano habló:

   -Te he llamado porque ha llegado el momento de que el mundo conozca...

   -¡Lo que hay después de la muerte!-Interrumpió Fardael.-Lo sabía, sabía que usted era uno de esos viejos zafados que saben ese tipo de cosas escalofriantes.

   -No Fardael... 

   -¿Seguro? Porque sería muy chido que lo supiera. No sólo porque daría por terminado miles de discusiones entre religiones sino...

   -¡Que no!-El viejo carraspeó para volver a empezar.- Ha llegado el momento de que el mundo conozca...

   -¡Quién es su heredero! Claro. Siendo tan viejo y ya tan cerca de morir, debe necesitar a alguien a quien dejarle ese secreto tesoro enterrado del que todo mundo habla. ¡Ah! ¡Quiere que sea yo!

   -¡Que no otra vez! ¡Los colores! ¡Eso es lo que quiero que el mundo conozca, mejor que cualquier tesoro, el cual por cierto no tengo enterrado, y si lo tuviera mañana mismo lo haría cambiar de lugar pues al parecer el jardinero hubiera hablado de más...! ¡Y tampoco estoy cerca de morir muchacho! Me veré viejo, pero todavía aguanto unos años... 

   -¿Los olores? ¡Pero el mundo ya conoce los olores! Su casa por ejemplo... huele chistoso... como a piel quemada de bebé... y no me haga preguntas respecto a eso... es una muy triste historia- -Dijo Fardael, con expresión que hacía notar que pensaba que el viejo anciano ya estaba un poco loco.

   -¡Dije colores!-Repitió el viejo anciano, enfatizando la c.-¿Y qué tiene de malo el olor de mi casa?

   -Okey...-Dijo Fardael, esperando una explicación mejor.

   -Cuando los veas, entenderás por qué son tan importantes. No hay tiempo para explicar, toma esto. 

   Una de las ancianas le entregó a Fardael una vieja lista con palabras que le eran extrañas y una lista de nombres, incluso más extraños. Otra anciana le pasó un viejo control remoto, con un único botón en él, y otra un reloj que marcaba "24:00".

   -Usarás el control para transportarte, la lista es de los colores y quién los tiene, el reloj es un cronómetro para que sepas cuanto tiempo te queda... Si se acaban las 24 horas...

   -¡Usted morirá!-Dijo Fardael casi con auténtica preocupación.

   -¡Que no voy a morir tan pronto! Si no acabas con tu misión antes de esas 24 horas, los colores perderán su poder y tu misión habrá fallado.

   -Espere espere espere espere espere... ¿y por qué yo? Hay muuuuchas otras personas que con gusto le seguirán sus locuras... probablemente la mayoría de ellas probablemente ya estarán encerradas en manicomnios... pero como sea, gracias por la invitación y eso... 

   -¡No!-Gritó el viejo anciano.-¡Tienes que ser tú Fardael! El por qué lo aprenderás durante tu viaje.

   -Sigo sin convencerme...-canturreó Fardael

   -De acuerdo... te haré mi heredero y lo que quieras... y te diré dónde está enterrado mi tesoro también.

   -Y ahora que recuerdo, ¡me encanta ayudar ancianos!... Y, de todas formas no tenía nada que hacer hoy.

   -No tenías algo que hacer hoy.

   -¿Es lo que dije, no?

   -No, dijiste que no tenías que hacer nada, o sea que tenías que hacer algo...

   -Que no, no tenía que hacer nada... por eso le voy a ayudar... y por la cosa del tesoro...

   -Es imposible contigo. En fin, es tiempo de que te vayas, el reloj ya empezó a correr.

   -¿Y cómo?

   -Imposible... Imposible... ¡Demuéstrame que elegí al correcto por todos los cielos! ¿No te acabo justo de decir para qué sirve ese control que tienes ahí? ¡Aprieta el botón!

   Fardael lo apretó y de la nada salió un extraño portal luminoso de una forma ovalada que vibraba de manera irregular. Fardael entró por él, no porque quisiera, sino porque el viejo anciano lo había empujado hacia él.

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