Historias Olvidadas //De cómo conseguí mis primeros trastes

Primero que nada, una pequeña "introducción". Me encargaron hacer una pequeña presentación de mi experiencia durante mi intercambio para exponer y motivar a los chavos a irse ellos también. Con ello vino una oleada de recuerdos que por una razón u otra, me acabo de acordar que jamás escribí. Hay una muy buena historia, y es cómo conseguí mis primeros platos, tazas y demás en Bergen.

Si han leído constantemente mi blog, ya sabrán que Bergen era caro, y por eso, durante aproximadamente un mes estuve viviendo con sólo un pequeño tazón que hacía las veces tanto de plato hondo como extendido, una taza de plástico, y un paquete de cucharas desechables, ah, y una sartén, que fue lo único en lo que si me dolió el codo (habrá costado unas 200 coronas). También con un tenedor semi-robado de una de las cocinas del edificio de al lado (que devolví cuando me fui).

Por supuesto, esto no era suficiente. Así que, cuando le conté mi "divertida" situación a mi amiga Romi, ella me dijo que en el sótano de Fantoft (los edificios donde vivía) estaban muchísimos trastes viejos. También me dijo que era un excelente escenario para una película de terror, pues nunca había luz y estaba más o menos prohibido ir allí, que si no volvía en una hora, llamaría a la policía (y esto lo dijo con tono serio). Ella no me podía acompañar porque estaba enferma y el sótano era un lugar muy frío.

La verdad era que mi necesidad de hacer sopas y calentar agua era más que el miedo de entrar al sótano, así que bajé. Abrí la puerta y enseguida tuve que aluzar con mi celular, pues estaba muy, muy oscuro. Cómo era este sótano? Imagínense un pasillo enorme, oscuro, con pequeñas mini pasillosestrechos a los lados, que a veces se curvaban en espiral. Por el piso, cajas y cajas de cosas viejas.

Todo estaba demasiado callado, lo cuál era bueno, pues le tengo un no sé que a las ratas que si me hubiera topado con una hubiera salido gritando inmediatamente.  Me adentré por varios de los oscuros subpasillos del sótano, viendo a ver que me hallaba, conteniendo mi aliento a cada momento, sólo para comprobar que era el único ser ahí. Había muchas cosas, licuadoras, extractores de jugo, creo que hasta cafeteras, pero todas viejísimas y empolvadas. También había sillas, cojines, y me contaron que en días buenos puedes hallar hasta colchones (y es que con esto de couch surfer, todos querían tener un colchón extra para poder recibir amigos).

Como a los diez minutos, hallé un par de cacerolas en más o menos buen estado (les faltaba la tapa y una de las asas a una), también hallé un par de vasos y cubiertos de metal. Un cuchillo grande para pan y una taza de  porcelana y para completar mi colección, también me llevé unos platos extendidos. '

Eché todo a una bolsa que llevaba de la manera más rápida posible, pues yo ya estaba que veía cosas donde sólo había sombras. Salí de ahí para nunca volver. Si hubiera explorado un poco más, hubiera podido encontrar sin duda cosas mejores, pero la verdad era que ya estaba entrando en pánico.

Debo aceptar que sí pensé en volver, para tomarle fotos a tan curioso y tenebroso lugar (y por más cosas), pero al final ganó mi procrastinidad. Lavé bien todo mi botín y nunca me enfermé del estómago, así que todo salió bien. Luego obtuve muchas más cosas, como a los dos o tres meses, se mudó una chica y regaló sus cosas a la cocina del piso de Romi, y de nuevo fue ella (excelente chica por cierto) quien me dijo que podía pasar a su cocina y quedarme con lo que necesitara. No me acuerdo bien qué fue lo que agarré pero había un exprimidor y un abrelatas (y es que las latas más baratas de atún en noruega no tenían abre fácil!). Fue por eso que cuando me fui dejé de nuevo todo lo que no me podía llevar en la cocina de Romi (el mismo día que encontré la tabla escondida de picar en mi cocina).

En contraste, ahora donde vivo hay tantos trastes que unos ni sé para qué sirven.


Momentos Incómodos: Cuando te das cuenta que son las 5 de la mañana y recuerdas que tienes que levantarte a las 10.

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