Mikel Akilo, exista en paz.
Yo nunca conocí en persona a Mikel Ákilo, pero mis amigos imaginarios me dicen con lágrimas en sus ojos que el buen Mikel ha fallecido.
Quien era él? Les pregunté.
Oh, no era nadie, o sea, era alguien. Un simple carpintero que sólo hacía mesas. En navidad, si se lo pedías de buena manera, lograbas que te hiciera una silla y no cualquier silla. En cuanto te sentabas en ella recibías una descarga eléctrica que te dejaba frito. Solíamos usar esas sillas para cocer el pavo. Mala suerte que él mismo se haya sentado y así lo hallamos, sentado pero oliendo a frito. Cuando un imaginario muere es realmente terrible, sabes lo que le sucede?
No, qué le sucede?
Empieza a existir.
Yo me quedé callado unos momentos al escuchar tan temible destino.
Lecciones que da la vida:
-Cuando tu cuenta de facebook parece trabarse, ciérrala! La siguiente ves que lo abras, verás que espameaste el muro de un amigo con más de cien mensajes iguales y serás bloqueado de hacer comentarios por tiempo indefinido. Ya no me caes bien Mark Zuckerberg.
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