Polígrafo - Pieza 3

 -¿Nombre?

Zoe apenas tardó un milisegundo en concentrarse en su nuevo papel. Si tardaba más, podría ser sospechoso. Su nuevo era, ahora y hasta que acabara su misión:

-Ricardo Velez.

-¿Edad y dia?

Ricardo sabía que esa pregunta era para efectos de calibración. No había forma de mentir.
-26, 2 de mayo. 

-¿Familia cercana?

-Cero hermanos. Dos padres, de 54.

-¿Vivos?

-Eso espero...

-¿Amigos?

-En la ciudad, ninguno que me conozca.-Ricardo ni siquiera se preguntó si el polígrafo lo detectaría. Si se lo preguntaba, era seguro que lo iba a detectar. El chiste de esto, era saber engañarse, incluso a sí mismo.

-¿Créditos?

-200, 456. -Con eso, podría vivir perfectamente un año en un buen lugar, si la inflación no era demasiada,

-¿Profesión?

Esta era en la pregunta que no podía mentir jamás. Lo había practicado una y otra vez. Pero estaba demasiado arraigada en su persona. Tenía que decir la verdad, y, con suerte, no tendría demasiadas complicaciones.

-Espía.

-¿Espía? 

Ricardo asintió. Su nueva ropa empezó a picarle. Se desabrochó uno de los botones de su camisa para poder rascarse el cuello. No le gustaba ponerse en esa situación, pero ya estaba en ella.

-Sí.

El examinador le dió una larga mirada.

-¿Me repite su nombre?

-Me llamo Ricardo Velez, tengo 26, soy un espía de gobierno y no puedo desglosar ninguna otra información respecto a ello. Podrá ver que mis niveles de verdad están impecables. Soy de los buenos, no se preocupe.

El examinador vio la pantalla. Ricardo estaba seguro que el número que veía era un 99%. No había dicho de que gobierno venía. Si le hubieran hecho la pregunta por separado, ese nivel bajaría a un 70%, pero ya que lo había dicho con más información, su nivel de verdad podía incrementar artificialmente. Si el examinador no era muy experimentado, no sospecharía de la treta. 

Por lo demás, decir que era de los buenos, era un decir... Para él, su causa era buena. Pero la opinión pública era que los fusionistas deberían estar todos en la cárcel. 

-Un momento señor.

Ricardo suspiró... No era una buena señal. Usualmente, el examinador sólo tardaba un minuto o dos con cada persona. Pero tampoco era lo peor. Había dos opciones. Había ido a preguntarle a alguien más experimentado que hacer en caso de espías. O había ido a revisar el protocolo. Si era la segunda opción, estaba a salvo, pues días antes otro fusionista se había encargado de cambiarlo. Cruzó los dedos porque ese examinador fuera de los que les gustara hacer las cosas por su cuenta.  

Un minuto después, apareció una señorita de minifalda. Ricardo lo entendió, si el examinador en jefe es una mujer soltera y atractiva, cualquier excusa para hablarle sería buena. Al mismo Ricardo se le aceleró un poco el corazón. Él mismo estaba soltero y no le molestaría asentar cabeza. A los 26, era la edad en la que las personas usualmente tenían su primer o segundo hijos, y él empezaba a sentir ganas de ser padre, por no decir de reproducirse. 

-¿Nombre?

-Ricardo Velez.-Decidió no aplicar esta vez la técnica de decir varias verdades para ocultar una pequeña omisión. Sabía que ella si lo detectaría.

-¿Profesión?-Preguntó la mujer sin rodeos.

-Espía.

-¿Espía para quién?

-Para el gobierno...

La señorita rió.

-Usualmente no le digo que no a los 69´s, pero es un número bastante bajo para un examen de verdad... Ya lo sabe, pero estoy obligada a recordarle que si baja de 50% tendrá que ir directo a la cárcel y no tendrá derecho a un nuevo examen en una semana. 

Ricardo se desconcertó, ¿acababa de guiñarle el ojo la señorita mientras hacía una referencia sexual? ¿O lo había imaginado?
-No puedo desglosar información al respecto, es parte de mi trabajo.

-Eso lo creo, y sin ver la pantalla. Pero los trabajadores de gobierno, los que deben mantener información secreta, no usan las explanadas públicas. ¿Puede responder a por qué usó ésta?

-La vía usual estaba comprometida.

-¿Comprometida de qué manera?

-No puedo decir más.

La señorita suspiró.

-¿Alguien que pueda confirmar su identidad?

-Vendrá en 6 meses. 

La examinadora chasqueó la lengua.

-Seis meses... Eso es demasiado. ¿Planea algún acto terrorista?

-No. -Luego, por instante, en su mente pasó "aún". 

Eso debió bajar la calificación a un 98% o 97%, lo cual era normal, pero ligeramente sospechoso, así que agregó:

-Escribo historias, a veces como parte del argumento tengo que imaginar ese tipo de cosas. 

-Ah...-Dijo la examinadora, pero Ricardo no supo decir exactamente el tono de su suspiro. 

Ricardo hechó un vistazo a las mesas de su alrededor. Estaba seguro que en el tiempo que llevaba al menos 4 personas habían sido examinadas en ellas.

-Bueno, señor Ricardo Velez, en este caso hay que hacer lo que nos marca el protocolo...

Ricardo trató de esconder la sonrisa. El protocolo usualmente marcaba una interrogación más a fondo, y mientras estaría en una celda preventiva. No era exactamente una cárcel, pero de ahí, a pasar a una, no había mucha distancia. Como fuera, sabía que alguien había cambiado el protocolo a que en casos así, se reprogramara una segunda examinación, en un mes. Eso era todo el tiempo que necesitaba.

La mujer parecía pensativa, reposando la mejilla sobre sus dos manos entrelazadas.

Ricardo palideció. No servía de nada que hubieran modificado el protocolo si ella se lo sabía de memoria...

-Ah sí, claro. Ricardo Velez, me temo informarle que por prevención, lo llevaremos a una segunda examinación a una celda preventiva, para no demorar más el paso de los que llegan aquí.

-No hay problema.-Dijo con una sonrisa.

Una alarma sonó. "¡BEEP! ¡BEEP!". 

El polígrafo había marcado un cero por ciento.

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