Café Calendaria - Pieza 4

-¡Hola Áster!-Dijeron la mujer y el hombre desde el televisor al mismo tiempo.-¡Saluda a Áster!-Dijeron de nuevo al unísono mientras levantaban a la bebé que tenían en brazos.

La Áster real se talló los ojos. Era la primera vez que se veía de bebé. Se levantó de la silla y se sentó en la alfombra cruzada de piernas, al nivel del televisor. Se llevó las manos en forma de puño a la mandíbula para descansar su cabeza.

-No sabemos si tu hermana ya te contóla historia.-Dijo la mujer.-Pero le pedimos que no te arruinara la sorpresa.

-La historia de cómo nos conocimos.-Dijo el hombre.

En la pantalla, además de sus padres sosteniéndo a una versión bebé de ella, se podía ver una cuna, y entre los barrotes, a una muñeca. Áster siempre había querido saber cómo se veía Anita, la que había iniciado la tradición.

-Era la primera vez que iba a café Calendaria. Teníamos 25.

-O eso dice tu madre. ¡Nadie es tan suertudo!

-¡Hey, no me interrumpas! En fin. Ya sabes, ¿o tal vez no? Bueno, café Calendaria tiene todas estas mesas...

-¿Crees que a estas alturas Áster no sepa de qué van los Calendaria?

-Podría nunca haber estado en uno, a pesar de saber para qué son. ¿Quieres tú contar la historia?

-Sigue, sigue. Espero que Áster no herede tu carácter.

La bebé que tenían en brazos comenzó a llorar.

-Demasiado tarde para pedirlo.-Dijo el hombre, para enseguida apretar un botón en un control remoto.

En la siguiente toma, ya no era en el mismo cuarto. Parecía ser la sala de estar. Ya sólo estaba la mujer.

-Estás dormida en el otro cuarto. Mejor no despertarte. Tu papá fue por pañales. En realidad, yo lo mandé, para que no interrumpa. Era mi primera vez yendo al Café Calendaria, a mitades de Julio. Tenía todas estas mesas pequeñas con personas sentadas a pares, una pequeña campana a la entrada. Una señorita la hizo sonar y todos los hombres se levantaron y cambiaron de mesa.  No todos los hombres se volvieron a sentar, sino que simplemente pagaron y salieron por la puerta principal. Algunas de las mujeres también se levantaron para salir. Yo estaba a punto de irme, me sentí intimidada, pero la recepcionista me tomó del brazo. Se había dado cuenta de que acababa de llegar y antes de que pudiera decir nada me asignó una mesa.

"Platiqué al menos con 5 hombres antes de llegar a tu padre. El primero fue muy rápido. ¿Qué signo era? Me respondió que cáncer. ¿Que hacía un cáncer en un café para capricornios? No me atreví a preguntárselo, pero debió ver mi reacción. Por supuesto, no intercambiamos números. Luego siguieron unos cuantos sagitarios y acuarios. Algunos me pidieron mi número. Pero tu padre fue con quien hubo de verdad una conexión. Fue el primer capricornio que encontraba. ¿De qué día? Pregunté muy emocionada. Del 2 de enero. Sentí un flechazo al corazón, ¿qué posibilidades había.de que fuera de mi mismo día? Tu padre era muy guapo. ¿Sabes? Bueno, no ha cambiado mucho en 2 años, pero estaba mas flaco."-Esto último, lo dijo la mujer con un susurro.

-Mi mamá siempre me dijo como fuera que no me guiara sólo por el signo. Que me asegurara que no fuera un cabeza hueca. Le pregunté: ¿Sabes la historia de este Café? Ninguno de los acuarios ni de los sagitarios me había sabido responder.Tu papá pudo. Me dijo que el primer café lo había puesto la madre Calendaria y que de ahí, se habían hecho populares y convertido en una cadena. Le pedí que elaborara más, si sabía porqué lo había puesto, si sabía quién había sido la madre Calendaria.

"Claro, me dijo él. ¿Qué clase de persona no sabe eso? La madre Calendaria, hace miles de años, fue la primer astrónoma. En el patio de su convento de monjas, todos los días se ponía a orar al cielo. Se dio cuenta que año con año, las estrellas ocupaban la misma posición. Que cada 365 noches se repetía el mismo cielo. Fue la primera en darse cuenta de ello, lo cual no deja de ser curioso dado que para ese entonces ya había bastantes avances en las ciencias, como que ya existía la escritura. Dividió las 365 noches del año en los 12 meses que conocemos, y, dato curioso, usó las iniciales de la puerta de su cuarto para darles nombre. En su cuarto del convento, que servía a la vez de oficina, estaban colgadas en metal letras que formaban la inscripción "M JEFA D MONJAS", madre jefa de monjas.   De hecho, dicen que antes, el orden de los meses era Mayo, Junio, Enero, Febrero, Abril, Diciembre, Marzo, Octubre, Noviembre, Julio, Agosto, Septiembre. Pero que un dictador los reordenó, alguien ateo que no aceptaba que una creyente hubiera descubierto ese increíble hecho. Pero no funcionó, porque su leyenda vive. Bueno, para la gente que es un poquito culta. Los cafés se crearon en su honor."

"Platiqué un poco más con tu padre, pero fue su explicación, su modo de darla... Sabía que él era para mí, y yo para él. Bueno, ahora ya sabes cómo nos conocimos. Nada de decirle a tu hermano, o hermana, si es que tienes, ¿eh? Quiero que lo oiga por nosotros. Estamos intentanto darte un hermanito." -Dijo con otro susurro.

La pantalla se tornó negra. Áster sabía que el video había acabado así que apagó la tele. No eran muchos después de las dos de la tarde. Haber escuchado la historia de sus padres la había emocionado muchísimo. Tenía que probarlo ella misma. Revisó el ordenador para ver dónde estaba el café Calendaria para los cancer.

Se puso un poco de perfume, un vestido violáceo y salió al mundo. La última vez que había estado en aquella ciudad ella tenía apenas había nacido, era imposible que recordara cualquier cosa. Tomó el bus que la ruta indicaba y en 20 minutos estuvo afuera del café.

Había protestas. Decenas de personas sentadas afuera, con pancartas.

"El amor no discrimina entre los signos".

"El amor de lejos NO es de pendejos".

"Matrimonio igualitario para todos!!!".

Había una pareja, una mujer sostenía "Yo soy Cancer", el hombre "Yo soy Capricornio" y en medio de ellos, entre los dos, sostenían "y estamos enamorados, ¡ven a decirnos porqué no podemos casarnos!".

 Áster se llevó una mano a la boca, pues ¿qué clase de terroristas tenían ese tipo de pensamientos? Era horrible que ese pensamiento empezara a ser cada vez más común. Nadie nunca pensaba en los niños.

Áster hizo lo que pudo para ignorar los carteles y entró al café.

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